El perro del hortelano

El perro del hortelano

El relato de la tensión sexual no resuelta de una jefa-empleado del XVIII te mantendrá a la espera de la aparición de un chucho que, al final, (oh spoiler) no sale por ninguna parte

¡Hola de nuevo! Espero que no me estéis echando mucho en falta últimamente… ya avisé de que estos meses serían un poco complicados, pero aquí estamos: ¡al pie del cañón! Mirad lo que traemos hoooooy 🙂

Os dejo el índice, como siempre:

¿Y esto de qué va?

Como os decía, lamento comunicaros que esta historia no va de un perro. No aparecen perros en la historia. Ningún perro ha sido maltratado para la creación de esta historia (o sí, no soy Lope de Vega, joder).

El caso es que este perro del hortelano, que ni come ni deja comer, no va de animalitos, pero sí de comportarse como animales y, especialmente, de los celos. Diana, una condesa un poco tocacojones, se entera de que su secretario Teodoro anda haciendo manitas últimamente con una de sus damas, Marcela, y siente celos porque en el fondo le mola su empleado… y al final el muchacho se acaba enterando. Como Teodoro está a ver qué cae, rechaza a Marcela y se interesa por su jefa Diana, pero la condesa, que fea no es, le acaba diciendo que no le interesa porque ya tiene otros pretendientes. Entre tanto, Marcela ya ha buscado un sustituto y ahí también meterá las narices la condesa. Bueno, ahí y en otras muchas historias de amoríos palaciegos, vigilando además los nuevos movimientos de Teodoro en un ni contigo ni sin ti al más puro estilo barroco.

Al final, la historia se va enredando cada vez más entre engaños, secretitos a la oreja (cosas de vieja), matones de turno, confabulaciones, mucha tensión sexual y grandes dosis de humor.

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¿Quién escribió el libro y por qué estaba tan loco para hacerlo?

Félix Lope de Vega y Carpio nació en Madrid en 1561, en el seno de una familia muy humilde. Estudió en las Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares (nunca llegó a graduarse) y participó en tres expediciones militares, pero si por algo es por conocido es, por un lado, por su inagotable creatividad como escritor y, por otro lado, por ser un hombre seductor y muy mujeriego.

La vida de Lope de Vega se parece mucho a sus obras: caóticas, con continuos líos de faldas y desamores y con el ensalzamiento de un valor muy importante en este momento, el honor, por el que se podría llegar a dar hasta la propia vida.

Lope se casó dos veces (a su primera mujer literalmente la raptó), pero tuvo muchísimas amantes y a la mayoría de ellas les dedicó un alter ego en muchas de sus obras. No soportaba las traiciones y difamó con varios versos a una de sus amantes, Elena Osoris, lo que le valió ser desterrado de la corte (esto le llegaría a pasar hasta dos veces).

Dejando a un lado su vida amorosa, su vida familiar también fue muy tumultosa: la muerte de uno de sus hijos le lleva a hacerse sacerdote, otro de sus hijos fallece en combate, una de sus nietas se fuga con un galán y roba el oro y las joyas familiares…

Esta explicación de la vida de Lope es necesaria para entender su obra. Ya sea en la poesía, la novela o el teatro, las obras de Lope de Vega no dejan indiferente a nadie. Cultiva todos los géneros literarios: novelas de pastores en lo que incluyen referencias a santos, mezcla lírica popular y culterana al estilo de Luis de Góngora, redacta epopeyas y, sobre todo, asombra a todos con su teatro transgresor. Mantiene la unidad de las acciones en cada acto de una obra, pero varía el tiempo y el escenario de los mismos; mezcla tragedia y comedia; utiliza elementos populares en la rima; incluye personajes nobles y criados (dos mundos opuestos) en una misma obra… Estos elementos hacen de su teatro algo muy aclamado y popular entre todos los estamentos sociales.

Junto con Tirso de Molina y Calderón de la Barca, Lope de Vega será una de las figuras más importantes del Barroco. Además, su recíproca amistad y admiración respecto a Cervantes, que más tarde acabará siendo su enemigo, no hace sino acrecentar su fama.

Finalmente, en Lope de Vega fallece en Madrid en 1635. Su funeral, que no reparó en gastos, corrió a cargo el duque de Sesa, su heredero y todo Madrid acudió en masa para despedirlo.

Retrato

¿Por qué leerlo?

Porque tiene la mezcla perfecta entre poesía, chismes dignos de culebrón venezolano y buenas dosis de humor. Realmente ganaría mucho más el verlo representado en un escenario, pero no deja de ser una buena obra.

¿Por qué no leerlo?

Porque, como muchas obras barrocas, es compleja de entender en ciertos puntos. Hay un vocabulario complicado y podemos perdernos algunos giros de la acción, pero realmente merece la pena el esfuerzo.

Ah, y porque hemos sido engañados y no sale el perro por ninguna parte (bromi).

¿Qué pienso yo de este libro?

Me gusta más la poesía lírica de Lope como tal. Aunque esta es la primera obra de teatro suya que he leído, no ha estado mal. Es un poco liosa en algunas partes, pero por lo demás lo dejaré en un agradable aprobado alto 😉

Además, a pesar de que suene a tontería, yo había tomado por literal el título de la obra y seguía esperando la aparición de un perrro, pero NOP. Lope ha sido muy listo y me ha engañado. Simplemente ha usado una expresión española: Ser como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

Si vosotros también fuisteis engañados como yo, os dejo por aquí la explicación del origen de este dicho:

Los perros no suelen ser vegetarianos (es decir, que no comen mayoritariamente verduras) así que son un buen guardián de un huerto (ya que no se comerán los productos que en él se cultivan) y tampoco dejarán que otros animales que sí son vegetarianos se acerquen para comerse la producción del huerto. Por eso se dice que el perro del hortelano ni come (porque no se come las verduras de su amo) ni deja comer (porque no deja que otros se las coman tampoco). Y gracias a Lope de Vega que en su obra El Perro del Hortelano usaba el símil del perro del hortelano en un amor escondido entre Diana, condesa de Belflor, y su secretario, Teodoro, este hecho se ha extendido a las personas para cuando ni hacen una cosa ni dejan que los demás la hagan tampoco.[1]

Vale, una portada preciosa, pero… ¿qué significa?

La portada es algo ridícula, como la historia de Lope. He utilizado la imagen de un perro, que es de lo que todos hemos pensado en algún momento que trata la historia, como imagen principal. Sobre ella, como un chiste, he colocado un corazón, recortado como de una revista adolescente (en esta obra todos se comportan como críos, la verdad). El corazón simula estar pegado con celo, tipo collage alternativo y burlesco, igual que el estilo que tiene Lope de Vega.

En general, buscaba hacer una portada divertida y que provocara una sensación chocante.

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Esa portada tuya tiene un «dibujo» encima, ¿qué es?

Ese símbolo es el logotipo de mi blog y está encima de esa portada por dos buenas razones.

En primer lugar, para proteger los derechos que como autora tengo sobre mi trabajo. Sé que puede resultar incómodo para visualizar bien la composición, así que agradezco mucho vuestra paciencia.

En segundo lugar, es una forma de promocionarme y de que cuando veáis una portadilla por la red sepáis que es mía y conozcáis este espacio. Por supuesto, os animo a que compartais mi blog por redes sociales para que así el gusto por la lectura llegue cada vez a más gente, ¡sobre todo a los que aún estáis estudiando y tenéis que leeros estos libros! 😉

Si quieres conocer más información sobre este logotipo o sobre cómo hago este blog, te recomiendo que visites esta entrada.

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Esto acaba aquí… pero sigue

No sé si deciros que nos veremos dentro de una semana, de dos o de varios días, pero en cualquier caso… ¡lo haremos! Y será de la mano de… Los renglones torcidos de Dios.

¡Un megabesazo a todos!

Christina

2 Comentarios

  1. Luis Relea dice:

    Esta obra la leí por fin hará poco más de un mes, así que estoy encantado de verla por aquí, sin embargo me ha decepcionado mucho la portada. Vale que el título es «El perro del hortelano», pero sabiendo de qué va es el diseño más alejado de la obra posible. Entendería meterlo si el diseño fuera cabeza de perro y vestido de época (haciendo referencia a la condesa) o si ibas por un diseño más simbolico como hiciste en Madame Bovary con las manos de un perro controlando las crucetas de unos títeres para mostrar el control que ejerce sobre las acciones del resto de personajes. Principalmente lo que no me gusta es que me parece un diseño un poco feo para uno de los clásicos más conocidos de Lope (parece más algo que verías decorando la carpeta de una escolar a la que le gusta su perro).
    Espero con interés tu entrada de «Los renglones torcidos de Dios»; tiene varios puntos que me parecieron muy interesantes (especialmente sobre cómo se documento el autor y el prefacio que le dejo escribir a su amigo).

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  2. Hola, Luis 🙂 Cuánto tiempo.

    Entiendo que no es mi mejor portada, pero no buscaba algo elaborado esta vez, sino más un estilo canalla, grunge, un poco macarra (por eso de que el autor era un poco malote, ya entiendes). Tus ideas me parecen muy chulas, pero se alejan del concepto que quería mostrar. En cualquier caso, me las apunto para bocetos de otros libros… ¡así ya sé cómo vais pensando los lectores!

    Un besazo :*

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